Fabricada por Cléopâtre desde el 1930, esta cola vegetal está a base de almidón. La cola blanca perfumada forma parte de nuestra memoria colectiva francesa. Primero compañero en el juego del encoladura, se vuelve indispensable para el aprendizaje de la escritura. Su espátula y su olor inigualable se inscriben para siempre en las memorias infantiles, para hacerse más tarde símbolo de los jóvenes años de escuela.